Cómo convertirse en una madre ideal

 
 

1. Ocúpate de ti

Estar y sentirte bien es fundamental para ser la madre que tus hijos necesitan. Mantén buenos hábitos y esto te mantendrá en equilibrio.

Tus hijos necesitan a una madre sana física, mental y emocionalmente, este punto es clave para estar bien contigo misma y por consiguiente con las personas que te rodean es este caso con tus hijos.

2. Gestiona tus emociones

El no saber gestionar nuestras emociones provoca desconexión con los hijos. Si no somos capaces de entender y controlar nuestras emociones no podemos pretender que nuestros hijos lo hagan o estar cerca de ellos de manera sana.

Todas las emociones son necesarias y debemos permitirnos sentirla, ninguna es mala, en donde está el problema es cuando actuamos de manera reactiva. Así que haz un compromiso contigo misma y que sea uno de tus objetivos el aprender a gestionar tus emociones.

No es una tarea sencilla, lo primero que te sugiero hacer es que sientas bien, después te propongas no estallar, inténtalo por lo menos una vez cada día, si tu hijo hace algo que te molesta, en vez de gritar o descontrolarte respira, acércate a él, ponte a su altura y habla con él; si estás muy enojada respira y retírate de la escena, ya más tranquila regresa y habla con tus hijos.

3. Sé paciente

Ser madre es un verdadero reto y sé que puedes decirme que la paciencia no es lo tuyo; sin embargo, considero que desde que nuestro hijo nace empezamos a desarrollar la paciencia. Debemos hacer todo lo posible por entender, acompañar y darle todo nuestro amor a nuestros hijos. Debemos hacer todo lo posible por entender, acompañar y darles todo nuestro amor a nuestros hijos.

Entiendo que no es fácil ser una madre paciente, todas nos equivocamos, todas a veces perdemos la paciencia, se trata de irla trabajando cada día, de dejar de explotar y ser más comprensiva, de ese modo crearemos lazos fuertes con nuestros pequeños.

4. Sé vulnerable

No debes evitar que tus hijos te vean triste o experimentando alguna emoción que a veces evitamos, por el contrario si compartimos con ellos cómo nos sentimos y por qué nos sentimos así ellos estarán aprendiendo a identificar emociones y además se crea un lazo de confianza.

5. Quítate la idea de controlar

Por alguna razón queremos controlar todo lo que hacen nuestros hijos, dicen e incluso lo que piensan; queremos que coman cuando decimos, jueguen cuando nosotras queremos, digan lo que consideramos correcto, hagan solo lo que nosotras les permitimos.

Entiendo que somos las responsables de dirigir, educar, formar a nuestros hijos, darles valores fuertes para que actúen siempre en base a esas convicciones que tengan; sin embargo, también debemos darles y respetar su voz, debemos aprender a escucharlos, a entender que ellos también deben aprender a tomar decisiones. Claro que debemos acompañarlos pero desde el amor no desde el control.